martes, octubre 19, 2004

Las recogepelotas

Bueno, bueno. Los que me conocen en persona me habrán oido hablar más de una vez del famoso tema de "Las Caras de Bélmez". En los últimos días han surgido nuevas noticias sobre la aparición de nuevas caras no en la casa de siempre, sino en la casa natal de María Gómez Cámara. El caso es que yo tuve la suerte de ser estar allí cuando Felipa abrio la casa por primera vez para que se investigara en ella, concretamente el 25 de septiembre. En tan pocos días, no hace ni un mes aún, ha habido todo un aluvión de noticias en todos los medios, superior incluso a a noticia de la muerte de María. En fin, aunque Desi invita a la gente a venir aquí para ver cosas de eso, ya hablaré más adelante. De momento, quien quiera, puede echar un vistazo a lo que hay en Estigia.

El caso es que hoy quería hablar de otra cosa. En el Masters de tenis de Madrid se ha liado una gorda. Parece ser que la organización decidió animar el evento poniendo a unas cuantas chicas modelos como recogepelotas del torneo. Hombre, no es que sea una decisión muy afortunada, pero no se, no me parece para tanto. Al fin y al cabo, la belleza se utiliza en publicidad, en televisión, en prensa, etc, etc... Para coger las pelotas de un partido de tenis, por muy Masters que sea, no hace falta nada especial. Y si encima publicitan una marca de ropa, como parece ser, pues forma parte del espectáculo. Al fin y al cabo, buena parte del éxito del tenis de los últimos años viene más de la belleza de Anna Kournikova, por poner un ejemplo, que de las habilidades tenísticas de la Davenport.

Pues bien, parece ser que el Ministerio de Trabajo ha intervenido y ha exigido la retirada de dichas modelos por sexismo. La verdad es que últimamente están que se superan. Vamos a ver, puestos a prohibir la participación de las modelos en el torneo de tenis, deberían prohibir muchas más cosas. Por ejemplo, que quiten a las cheerleaders de los partidos de baloncesto. Eso es sexismo puro. Quitadas las cheerleaders deberíamos quitar también a las azafatas de congresos. ¿Alguna vez han visto una que fuera fea? ¿Acaso no atraen a la gente a los stands utilizando su belleza? Por supuesto, deberíamos eliminar a todas las actrices guapas del cine español. A partir de ahora, sólo feas. Habría que seguir con todas las azafatas televisivas: todas al paro. Siguiendo con el deporte, se deberían eliminar las azafatas de las carreras ciclistas. Podrían seguir el ejemplo de la Vuelta a Qatar, donde sube un tío con bigote y chilaba al podio a dar el premio. Además, así estaría más en consonancia con la apertura islámica esa del ZP, que está tan de moda ahora. Para terminar, las modelos del tenis podrían ser sustituidas por modelos mucho menos sexistas, como nuestras ministras posadoras del Vogue, pues de todos es sabido que posar en el Vogue no es sexista, ¿verdad? ¡Pues hala! ¡Problema resuelto!

martes, octubre 12, 2004

¿Puedes leerme el pensamiento?

¿Puedes leerme el pensamiento?
¿Sabes el efecto que produces en mi?
No se quien eres.
Sólo un amigo llegado de otra estrella.
Y aquí estoy yo, como una cría recien salida del colegio.
Dando la mano a un dios.
¡Qué tonta soy!
¿Me ves? Estremecida. Temblando como una niña.
¿Puedes sentir mis emociones?
¿Puedes leerme el pensamiento?
¿Puedes ver en tu imaginación las cosas que yo pienso?
Me pregunto por qué serás tan magnífico,
tan magnífico como todo lo que haces.
Puedes volar.
Tu lugar está en el cielo.
Tú y yo podríamos ser el uno para el otro.
Si necesitas una amiga,
acude a mi. Si necesitas amor, aquí estoy.
Leeme el pensamiento.

Traducción del tema "Can you read my mind" John Williams / Leslie Bricuse
Banda Sonora "Superman the movie"

lunes, octubre 11, 2004


Reeve en 'Smallville' Posted by Hello

La muerte de Superman Posted by Hello

El día en que murió un superhombre

Esta mañana he descubierto la noticia al revisar la prensa digital. Ayer moría en su propio domicilio el heroe de mi infancia: Christopher Reeve, más conocido por Superman.

Superman, como para todo niño de mi época, era todo un heroe de ficción, un ejemplo a seguir. Yo casi que sólo lo conocía por las películas, pues en aquella época viviendo en un pueblo español tampoco tenía uno el acceso a los cómics de superheroes que un niño estadounidense, por ejemplo.

Admiraba a Superman no sólo por sus poderes, que eran envidiables, sino por lo buena persona que era, por su gran nobleza. A pesar de lo fácil que le hubiera sido corromperse y pegarse la vida padre, el heroe se empeñaba en hacer el bien, en ayudar a los humanos. Enviado por su padre desde el cielo para ayudarnos (¿les suena eso?), Superman era el último hijo de Krypton, un planeta destruido por una inestabilidad interna descubierta por por Jor-El (padre de Superman), pero no creida por el Consejo. A pesar de avisar, Jor-El no es creido y es obligado a permanecer en Krypton, cosa que hace en todo un gesto socrático. Eso sí, tanto él como Lara, su esposa, deciden enviar a su único hijo a la Tierra. Allí será un ser superior a los demás y adquirirá poderes inexplicables para sus habitantes. Kal-El, el nombre kryptoniano de Superman, se criaría con una humilde familia de granjeros, los Kent, se enamoraría por primera vez en el instituto de una chica llamada Lana Lang y luego se iría a Metrópolis, la gran urbe, donde trabajaría en el Daily Planet y se enamoraría definitivamente de la también periodista como él Lois Lane. Allí empezaría una doble vida como Superman y como Clark Kent, protegiendo a la humanidad de todos los males, terrorismos, robos y demás delitos que era capaz de atajar. Y sería en Metrópolis donde conocería a su archienemigo, Lex Luthor, un inteligentísimo criminal que lo pondría en más de un apuro gracias, sobre todo, a la utilización de la kryptonita, un mineral de Krypton contaminado por la radiación que acabó con el planeta y que es capaz de debilitar a Superman hasta hacerlo vulnerable. Esta historia, claramente inspirada en el Nuevo Testamento, alcanzaría aún más similitud con los Evangelios cuando, en la primera película, Superman era capaz de resucitar a los muertos o, en los cómics, cuando Superman moría en la batalla mortal contra Juicio Final para resucitar pasados unos días.

Sin duda alguna, han habido y habrán muchos más Supermanes, pero Christopher Reeve siempre será el referente: como Sean Connery para James Bond o Johnny Weismuller para Tarzán. Fue elegido sobre todo por su parecido físico con el personaje del cómic. Sus padres, intelectuales muy pero que muy alejados de los cómics, pensaban que aquello de Superman tenía que ver con algo relacionado con Nietzsche. Con Marlon Brando o Glenn Ford para darle empaque como padre biológico y adoptivo, una espléndida dirección de Richard Donner y un magnífico guión de Mario Puzo ('El Padrino'), el primer Superman de Reeve se convirtió en todo un éxito de taquilla que llegó a continuarse en 3 películas más e incluso otra sobre la prima de Superman: Supergirl. Películas que, salvo la segunda, fueron degenerando cada vez más, haciendose más infantiloides y absurdas a la vez.

Pero si Reeve fue alguien que un día nos hizo creer que una persona podía volar, su segunda gran hazaña fue hacernos creer que un tetrapléjico podría volver a andar. Y si bien es cierto que sé que la primera de las dos cosas sólo es y seguirá siendo, por mucho tiempo, cosa del cómic y el cine, gracias a Reeve estoy casi convencido de que la segunda será cierta en no muchos años. Lástima que él haya caido antes, pero estoy seguro de que se podrá hacer, y además será en gran parte gracias a su labor. Reeve quedó paralítico tras un accidente de equitación, pero nunca se rindió. Le dijeron que no volvería a andar, que la sensibilidad no volvería, pero nunca se rindió. Al contrario que el caso español tan de moda ahora con la peli de Amenábar, Reeve fue todo un heroe que, a pesar de todo, no se conformó con su situación ni con la de tanta gente e hizo todo lo que pudo y estuvo en su mano por curarse y por ayudar a tantos a curarse. A buen seguro que muchos de los experimentos que se han hecho con éxito con él ayudarán a muchos otros. No soy ningún médico, pero creo que la Iglesia se equivoca cuando le niega la posibilidad de curarse a todas estas personas que están así. Si realmente existe una posibilidad de regenerar la médula y devolver la movilidad a tantas y tantas personas, debería explotarse cuanto antes. Con control, por supuesto, para evitar aberraciones, pero con eficacia. Imaginen lo que puede significar para tantas personas que todas estas enfermedades tuvieran cura. Sería fantástico.

Reeve para mí no ha muerto. De hecho, hace tan solo unas semanas que lo ví en uno de los últimos episodios, hasta ahora, de 'Smallville', donde tenía un pequeño papel cada vez más recurrente que parecía destinado a jugar un papel muy importante en la mitología de la serie. Dicen que pronto habrá una nueva peli de Superman. En mi opinión, sólo hay un actor que merece lucir dicho traje, y no es otro que Tom Welling de Smallville. Y lo es porque es el único que puede presumir de haberlo hecho ya junto a Christopher Reeve, como en su día el anterior Superman tuvo su cameo en la peli de Reeve. Y es que Reeve no había parado. A pesar de su enfermedad se había ligado (en la ficción) a Daryl Hannah en una nueva versión de 'La Ventana Indiscreta', seguía colaborando en 'Smallville' y se había recorrido medio mundo para hablar de su enfermedad y de sus posibles curas y tratamientos.

En los años 90, DC Comics decidió matar a Superman. En el número 75 del Superman post-crisis, Superman se enfrentaba a un terrible enemigo, Doomsday, que arrasaba todo lo que encontraba a su paso y que se enfrentaba en un duelo a muerte con Superman en las calles de Metrópolis. Superman caía muerto, no sin antes liquidarse también a Doomsday y salvar a la humanidad, en las calles de Metrópolis. En los brazos de Lois Lane yacía el cuerpo sin vida, totalmente desgarrado, de Superman. Las últimas viñetas del cómic decían "For this is the day / that a Superman died" (este el día en que murio un superhombre). Sin duda alguna, ayer, 10 de octubre del 2004, fue el día en que un superhombre murio. Y como en el cómic, estoy seguro, de que seguirá vivo por mucho tiempo.