lunes, febrero 21, 2005


"La Misión" (1986) Posted by Hello

La Misión

Corren tiempos oscuros para aquellos que afirman ser cristianos, especialmente para los católicos. Nos encontramos ante una nueva sociedad laica prefabricada al estilo francés, que más que laica parece atea, impulsada por el maravilloso "talante" del gobierno de ZP y sus colegas. Indivíduos que ya están trabajando para eliminar las clases de religión de los colegios públicos (mientras al mismo tiempo impulsan que se de Islam, como si el Islam no fuera religión) y que han llegado en algunos casos a querer hacer cosas tan facistoides como impedir que, por ejemplo, los equipos de fútbol puedan hacer ofrendas a la Virgen de turno (http://www.votano.org/noticias/index.php?p=74). Si esto no es fascismo, que baje Dios (o quien corresponda para los 'laicos') y lo vea.

En todo este triste clima, uno ha de ser crítico y reconocer que la Iglesia por supuesto que tiene sus errores. Algunos más graves y otros mucho menos. Pero es curioso que algunos vean tan fácilmente estos errores cuando no ven los suyos propios. Partidos políticos, sindicatos, incluso alguna ong, etc..., el que esté libre de un escándalo de corrupción que tire la primera piedra. Podría citar montones de cada uno de ellos, pero no es mi intención desprestigiar a nadie ni mucho menos.

Ayer volvi a ver, despues de muchos años (uno como buen cinéfilo siempre vuelve a ver más de una vez aquellas películas que de verdad sabe que merecen la pena), 'La Misión' de Roland Joffe. Y por muchos años que pasen, esta película es del 86, uno no deja de sentir muchas emociones mientras la ve. La historia de estos jesuítas perdidos en la selva más allá de las cataratas del Iguazú y su lucha por defender a los guaraníes de la avaricia de españoles y portugueses, su enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica, etc... aún hoy sigue impactando porque aún hoy sigue estando vigente. Hoy no somos solo españoles y portugueses solo los que tratamos de aprovecharnos de los más desfavorecidos, sino mucha más gente. Y los indígenas siguen estando amenazados, de maneras más 'políticamente correctas', pero con otras formas de esclavitud más 'civilizadas'. Y como entonces, misioneros católicos, especialmente jesuitas, y ahora también miembros de ongs y cosas por el estilo, dan su tiempo y su dinero por ayudarles.

Hace unos años tuve la suerte de asistir a un curso donde una voluntaria de Intermon Oxfam nos contó lo que hacían. Me chocó que dijo que mucha gente no quería entrar a Intermón porque originariamente fue fundada por jesuítas, aunque ahora ya estaba abierta a todo el mundo. Es curioso, ¿pero qué mejor garantía que la presencia de jesuítas? ¿Quien como ellos ha estado allí dando sus vidas durante siglos? ¿Quien más se ha enfrentado de verdad a las jerarquías eclesiásticas más radicales y ha pagado con su disolución más de una vez y otras muchas con sus propias vidas por ello?

Además, la película plantea el tremendo dilema de la Teología de la Liberación. Esa teología de "curas rojos", como más de uno los ha llamado. Una telología caracterizada sobre todo por la entrega total de la Iglesia hacia los pobres, hacia los más necesitados. Una teología que a veces ha terminado dando curas guerrilleros y cosas por el estilo. Y es que a veces uno puede pensar que por muy bueno que intente ser, por muy pacífico, cuando la agresión hacia los más indefensos es imparable a no ser que se tomen medidas, por muy bestiales que sean estas medidas, pueden ser necesarias. Y ahí es donde entra el conflicto entre los jesuítas de la película, especialmente entre el interpretado por Jeremy Irons, que escoger morir dando misa, y el interpretado por Robert de Niro, que prefiere morir más que matando, intentando que no maten a los indígenas (aunque esto implique llevarse a más de un portugués por delante). Sin duda alguna, todo un conflicto, porque si bien Cristo predicó la paz, ¿no es permitir la muerte del inocente algo de lo que uno debería sentirse culpable? Como era de esperar, este planteamiento ha terminado creando auténticos guerrilleros en lo que inicialmente eran nobles sacerdotes, pero no deja de ser un planteamiento que da mucho qué pensar.

Es muy raro que en una película donde los protagonistas son aniquilados uno acabe con buen sabor de boca. Y yo creo que 'La Misión' es una película donde, a pesar de todo, uno acaba esperanzado. Porque, frente a la tremenda maldad de españoles y portugueses y a la desidia de la jerarquía de la Iglesia, uno se queda con la actitud de un grupito de personas. Un grupito de personas capaz de dar sus vidas por los más pobres, capaz de sacarlos de la selva para protegerlos de los traficantes, para darles nuestros conocimientos y, ¿por qué no?, una religión de amor. Ante todos esos asesinos sentados en sus tronos o gobernando sus haciendas y fortunas, un grupito de personas es capaz de subir escalando descalzos por las cataratas del Iguazú para entregarse totalmente. El momento final, cuando Jeremy Irons le dice a De Niro que para él su religión es de no-violencia y que si vive en un mundo en que para proteger a los indios tiene que matar prefiere no seguir en él no deja de ser brutal. Y es que ambos, tanto uno como otro, creen que hacen lo correcto aunque sus soluciones sean absolutamente opuestas. Y, por encima de todo, ambos se respetan, aunque no compartan los métodos.

Vivimos en un mundo donde cuatro malnacidos no se lo piensan mucho para matar a 200 personas en el tren, para matar a miles en las Torres Gemelas, etc... Vivimos en un mundo donde para muchas grandes empresas, importan más los dividendos que los derechos de las personas. Ante eso, saber que hay gente por ahí en la selva, ya sean misioneros, ya sean de ongs, o de lo que sea; que están jugandose el pellejo por los pobres, no produce sino una sensación de esperanza en que quizá la especie humana no sea tan miserable como a veces uno se imagina.