En el cuarto día de nuestro viaje por la Selva Negra y Alsacia realizamos una ruta por diversos pueblos de la zona.
Para empezar, nada mejor que Gengenbach. Gengenbach es, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de la Selva Negra y es muy conocido mundialmente también porque Tim Burton lo eligió para rodar su versión de "Charlie y la Fábrica de Chocolate".
Enclavado en la pintoresca región de la Selva Negra en Alemania, Gengenbach emerge como un tesoro escondido que combina encanto histórico y belleza natural. Sus calles empedradas y casas de entramado de madera te transportan a un cuento de hadas medieval, mientras que el Rathaus, con su reloj astronómico, se erige como el símbolo de la rica historia que alberga este lugar.
La Plaza del Mercado, Marktbrunnen, es el corazón del pueblo, donde la arquitectura colorida y el bullicio de los mercados locales crean una atmósfera animada. Rodeado de bosques y colinas, Gengenbach ofrece también la oportunidad de explorar senderos naturales y disfrutar de vistas panorámicas de la región.
Los amantes del vino encontrarán en Gengenbach un paraíso vinícola, gracias a sus viñedos que producen vinos de calidad excepcional. Además, el evento anual "Gengenbach en llamas" ilumina el pueblo con miles de velas, sumergiendo las calles en una atmósfera mágica e inolvidable.
En resumen, Gengenbach es un destino que combina a la perfección historia, arquitectura encantadora y entorno natural impresionante. Este rincón mágico en la Selva Negra promete una experiencia auténtica para aquellos que buscan un escape encantador y lleno de carácter.
Aquí os dejo el vídeo de nuestro paseo por Gengenbach. Atentos a la ventana decorada por un ciudadano de Elche.
Después de nuestra visita a Gengenbach nos dirigimos hacia Freudenstadt, pero por el camino paramos en un espectacular mirador conocido como Aussicht Zuflucht. Es un punto desde el que se hace parapente y desde el que podemos comprobar, como se ve en el vídeo a continuación, por qué la Selva Negra se llama así. Y es que basta con adentrarse un poco en el bosque para que la sombra de los árboles nos tape casi toda la luz del sol.
Ahora sí, llegamos a Freudenstadt, que literalmente significa "Ciudad de la Alegría", cosa que no extraña mucho entender cuando se visita.
Una de las principales atracciones de Freudenstadt es su mercado. Es el mercado más grande de Alemania, y se extiende por una superficie de 10 hectáreas. El mercado está lleno de puestos de venta de todo tipo de productos, desde comida y bebida hasta artesanía y souvenirs. Por desgracia, no estaba abierto el día en que la visitamos.
Ubicada en el corazón de la Selva Negra alemana, Freudenstadt se revela como un refugio sereno que combina la tranquilidad con un encanto especial. Este destino cautivador es conocido por su arquitectura única y su atmósfera relajada.
El Rathaus, con su imponente presencia en la Marktplatz, es un testimonio visual de la historia que abraza Freudenstadt. Sus avenidas arboladas y el mayor mercado cuadrado de Alemania crean una sensación de espacio y apertura, ofreciendo a los visitantes una experiencia única.
Freudenstadt se enorgullece de sus espacios verdes y parques, como el Kurpark, que invitan a pasear y disfrutar de la serenidad natural. Además, la región es un paraíso para los entusiastas del senderismo, con una red de senderos que serpentean a través de bosques y paisajes impresionantes. Muchos dee stos paisajes se pueden recorrer en su tren turístico.
La conexión con la naturaleza se fusiona con la cultura local, destacando la esencia de la región. Los eventos y festivales locales ofrecen a los visitantes una auténtica inmersión en la vida de la Selva Negra.
Freudenstadt emerge como un destino donde la historia se entrelaza con la naturaleza, creando un equilibrio armonioso. Este refugio sereno invita a explorar sus encantadoras calles y a sumergirse en la serenidad que caracteriza a este rincón especial de la Selva Negra.
Os dejo aquí el vídeo de nuestro recorrido por la ciudad. Para comer, seguimos nuestra política de que en los museos se come comida local y a buen precio. Comimos en el bar del Museo de la Ciudad y nos sorprendieron hasta con lo bueno que estaba el pan (típico de la zona).
Schiltach es toda una preciosidad en la Selva Negra. Un pueblo bellísimo lleno de casas típicas, museos y hasta una gran sede y museo de la empresa de productos de baño Hansgrohe (sí, los del ciclismo). Para visitarla en coche, podéis usar el párking gratuito que usamos nosotros. Desde allí ya empezaréis a disfrutar de las preciosas vistas del río con las casas con sus típicas vigas de madera a la vista.
A Schiltach la llaman "la joya" de la Selva Negra", cosa que no te extraña nada al visitarla, pues Schiltach se presenta como un viaje encantador en el tiempo, donde la historia y la belleza natural se entrelazan de manera armoniosa. Este idílico pueblo, con sus casas de entramado de madera y calles adoquinadas, ofrece una experiencia auténtica y nostálgica.
El casco antiguo de Schiltach es un laberinto de callejones que revela su rica herencia medieval. Destaca el Rathaus, el Ayuntamiento, con su arquitectura distintiva y detalles que cuentan historias de tiempos pasados. Pasear por las orillas del río Kinzig agrega un toque romántico, mientras que los puentes de piedra añaden encanto a la panorámica.
Schiltach no solo es un festín para la vista, sino también para los amantes de la artesanía. Talleres de artistas locales ofrecen una visión fascinante de las tradiciones artesanales de la región. Además, la región circundante invita a explorar rutas de senderismo que revelan paisajes espectaculares.
La autenticidad de Schiltach se refleja en su ambiente relajado y acogedor. Los visitantes pueden disfrutar de la hospitalidad local en acogedores cafés y tabernas tradicionales. Este rincón en la Selva Negra se presenta como un destino perfecto para aquellos que buscan una pausa tranquila y una conexión auténtica con el pasado.
En resumen, Schiltach ofrece un viaje fascinante a través de la historia y la cultura de la Selva Negra, donde cada esquina cuenta una historia y cada callejón revela la belleza atemporal de este encantador pueblo.
En el vídeo a continuación podéis ver nuestro recorrido por Schiltach, donde además visitamos el museo de los balseros y el antiguo bus ferroviario.
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