Recientemente hemos realizado un viaje de ocho días a la Selva Negra y Alsacia. Estableciendo la base en un pueblo cercano a Baden-Baden hemos podido hacer excursiones por buena parte de las localidades más importantes de la Selva Negra en Alemania, así como también algunas de Alsacia en Francia.
En las próximas entradas del blog os voy a ir contando, día por día, las localidades que hemos ido visitando, así como vídeos de cada una de ellas.
Si vais a la Selva Negra, hay cosas que tener en cuenta con el transporte. Si queréis usar transporte público, en la mayoría de localidades os regalan la tarjeta Konus Card, que os permitirá moveros por el transporte público local sin problemas (trenes, autobuses). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la tarjeta no incluye los trenes de largo recorrido (IC, ICE, etc...) ni tampoco se ofrece en algunas poblaciones muy importantes (Baden-Baden, por ejemplo). Así que si queréis usar dicha tarjeta, consultad antes con el hotel o lugar donde os vayáis a alojar. En cualquier caso, también tenéis otra alternativa, que es una tarjeta de transporte nacional que cuesta 49 euros al mes y que os permitirá salir incluso de la Selva Negra por Alemania. Podéis comprarla aquí. Recordad anularla en cuanto termine el viaje porque se recarga cada mes. Si usáis transporte público, es muy recomendable escoger un alojamiento lo más centrado posible: Offenburg puede ser la mejor opción, aunque creo que tampoco tiene la Konus. También tenéis que tener en cuenta que ninguna de estas tarjetas vale para pasar a Alsacia, por ser Francia. El mejor truco para ir a Estrasburgo desde Alemania es ir a Kehl y, desde allí, coger un tranvía a Estrasburgo. Y eso vale también para coches de alquiler porque, mucho ojo, si no os dan un coche con pegatina verde alemana ni francesa, tampoco vais a poder entrar a ciertos sitios. En Alemania, la zona del lago Titisee tiene una restricción que, eso sí, se puede esquivar usando carreteras alternativas. En Francia, Estrasburgo es inaccesible sin la pegatina francesa, aunque tenéis el truco del tranvía de Kehl que es, sin duda, mucho más cómodo. Además, hay sitio de sobra para aparcar gratis junto a la estación. Si vais con vehículo propio, podéis pedir la pegatina francesa siguiendo estas instrucciones. Deciros que uséis, sí o sí, Waze como GPS, pues nos ha avisado de todas estas restricciones e, incluso, nos ha ofrecido rutas alternativas para llegar a lugares como Titisee sin necesidad de la pegatina. Y, de igual forma que os he dicho con la Konus Card, aseguraos al alquilar el coche de que os van a dar al menos alguna de las pegatinas puestas y de que, por supuesto, podéis cruzar fronteras. No os recomiendo ningún alquiler que no incluya cruzar fronteras ni kilómetros ilimitados.
Y vamos ya con nuestro primer destino. Nada mejor para comenzar un viaje por la Selva Negra que hacer un paseo por Baden-Baden, ciudad conocida mundialmente por su elegancia histórica, su entorno natural impresionante, sus balnearios y por haber sido, durante décadas, un imán para la aristocracia europea.
Baden-Baden es famosa por sus aguas termales, que han sido apreciadas desde la época romana. En la actualidad, los visitantes pueden disfrutar de spas de clase mundial, como el Caracalla Spa y el Friedrichsbad, donde podrán relajarse y rejuvenecer en piscinas termales y saunas.
Baden-Baden está situada en la pintoresca Selva Negra, siendo un paraíso para los amantes de la naturaleza. Ofrece oportunidades para practicar senderismo, ciclismo y paseos escénicos en medio de un entorno natural impresionante. En este primer día podréis ver el paseo tan bonito que hicimos a través del Lichtentaller Allee.
Además de eso, los amantes del arte y la cultura también encontrarán su lugar en Baden-Baden. El Museo Frieder Burda exhibe una valiosa colección de arte moderno y contemporáneo, mientras que la ciudad alberga una vibrante escena musical con festivales y conciertos de alto nivel.
El Casino Baden-Baden, uno de los casinos más antiguos y elegantes de Europa, es un lugar icónico. Ofrece una experiencia de juego en un entorno lujoso y es un destino por derecho propio para aquellos que buscan un toque de glamour. Si queréis visitarlo por dentro y ver lo increiblemente bonito que es, tendréis que ir vestidos de etiqueta (no olvidéis la corbata).
Además de las aguas termales, Baden-Baden ofrece una amplia gama de tratamientos de bienestar y terapias de relajación. Es el lugar perfecto para escapar del estrés y revitalizar el cuerpo y la mente.
Y, por supuesto, a lo largo del año, la ciudad alberga una variedad de eventos culturales y festivales, como el Festival de Pascua de Baden-Baden y el Festival de Ópera de Baden-Baden. Estos eventos atraen a visitantes de todo el mundo y ofrecen una visión única de la cultura alemana.
Baden-Baden es un destino de viaje excepcional que combina historia, lujo, belleza natural y relajación. Para aquellos que buscan una experiencia única en Alemania, esta ciudad termal es un lugar que no puedes dejar de visitar.
Aquí os dejo este "vídeo-paseo" por Baden-Baden.
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